22 mayo 2013

AMSTERDAM


Es el viaje más reciente. Lo organizamos para celebrar los 50 añitos que mi padre iba a cumplir en febrero. Como en esas fechas tenemos clases, decidimos adelantar la celebración para que coincidieran con las mini vacaciones de Navidad. De este modo, también podríamos celebrar Fin de Año allí.
Es el viaje más reciente. Lo organizamos para celebrar los 50 añitos que mi padre iba a cumplir en febrero. Como en esas fechas tenemos clases, decidimos adelantar la celebración para que coincidieran con las mini vacaciones de Navidad. De este modo, también podríamos celebrar Fin de Año allí.
                        


Vimos un vuelo directo Valencia- Amsterdam con la compañía Transavia. Como no la conocíamos y para no llevarnos ninguna sorpresa, solicitamos información y nos gustó, decidiendo volar con ellos. La verdad es que fue un acierto: espacio amplio, pantallas individuales para obtener información sobre el vuelo o para ver películas… Vamos, una maravillas. De este modo, el viaje (que duraba dos horas y media) se nos hizo corto.

Vimos un vuelo directo Valencia- Amsterdam con la compañía Transavia. Como no la conocíamos y para no llevarnos ninguna sorpresa, solicitamos información y nos gustó, decidiendo volar con ellos. La verdad es que fue un acierto: espacio amplio, pantallas individuales para obtener información sobre el vuelo o para ver películas… Vamos, una maravillas. De este modo, el viaje (que duraba dos horas y media) se nos hizo corto.

Al igual que en otras capitales europeas, la mejor conexión del aeropuerto a la ciudad de Amsterdam, se realiza con lanzaderas de tren. En poco más de media hora, llegamos a la capital. A pesar de ser finales de diciembre, el frío que hacía allí era similar al de Alcoy, por lo que nos encontrábamos como en casa.

Decidimos ir caminando hacia el hotel y así, de paso, empezar a descubrir la ciudad. Los edificios no tenían el aire mediterráneo de Roma o Barcelona y la gente, aunque amable, tenía un tono de voz más enérgico que el que empleamos en esta zona.
El hotel estaba situado detrás del Museo de Van Gogh, el cual visitamos para contemplar las obras más famosas del pintor.






También cercano al hotel, se encontraban las tiendas más exclusivas de Amsterdam, por lo que pasear por esa zona era muy gratificante.

Amsterdam es la ciudad más multiracial y más multicultural que he visitado. También recibe el nombre de "la Venecia del Norte". La verdad es que es una maravilla tomar una merienda, mientras se disfruta mirando el agua de uno de sus canales.




Aprovechando una excursión en barco, nos explicaron el porqué las casas eran tan estrechas. Allí los impuestos se pagan según los metros que ocupen la fachada en horizontal, por lo que las casas eran estrechas y altas. También nos explicó que, muchas veces, para subir muebles a las habitaciones, se utilizan unas poleas colocadas en la fachada, ya que la escalera tiene muy poca amplitud y está muy empinada.

En la excursión nos explicaron el orígen del Barrio Rojo y de los Coffeeshops, el uso tan masivo de las bicicletas y el sofisticado sistema que tienen para controlar que el nivel del agua de los canales se mantengan constante (para no afectar la cimentación de las casa)

Una de las sorpresas que tuve en este viaje, fue la experiencia ice bar xtracold.
Había un local preparado para poder degustar un refresco a -40ºC: las paredes, la barra, los asientos e incluso los vasos estaban fabricados de hielo sólido. Por supuesto, para poder disfrutar del refresco, nos dieron ropa especial (como de esquimal) y sólo permitían visitas de 20 minutos, para evitar problemas de congelación.

Ya que estábamos en Holanda, decidimos realizar una excursión a Edam (ciudad famosa por su queso) y a Volendam. Aquí comimos el mejor arenque y salmón ahumado que he probado nunca. No es de extrañar, porque este pueblo está bañado por el Mar del Norte. En esta ruta turística, no pudimos evitar caer en la tentación de fotografiar el típico molino holandés.


Celebramos Nochevieja en Amsterdam, y en vez de uvas, como celebrábamos el cumpleaños de mi padre, decidimos comer bombones Ferrero- Roche. No pudimos con 12, pero sí comimos 6 cada uno. Como curiosidad, también decir que en Amsterdam, para celebrar la entrada al Nuevo Año, tiraban tracas y petardos. ¡Como los valencianos!. Esa olor a pólvora nos hizo sentir como si estuviéramos en casa.

El viaje de vuelta se desarrolló tan bien como el de ida, por lo que decidimos tener en cuenta esa compañía aérea para futuros viajes.

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